viernes, 29 de enero de 2021

La sal en la herida. El precio de la verdad

El pasado 28 de enero, la Audiencia Nacional pide que en el plazo de diez días el poeta y rapero Pablo Hasél ingrese en prisión por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la monarquía.

Una condena que se hace firme por cometer el delito de decir la verdad. Una condena que se cristaliza por difundir un mensaje que la historia, ha hecho real y evidente. Una condena que no es un ataque solo contra su persona, sino contra la libertad de expresión y contra la inmensa mayoría de la ciudadanía que, bajo ciertos pretextos, no podemos asegurar tenerla garantizada como tantas otras libertades democráticas.

La ley mordaza y otras leyes represivas del estado español llenan las cárceles de luchadores y luchadoras donde se les priva de libertad. Claros instrumentos de coacción que nos abstrae a un universo, cada vez menos distopico, de censura. El precio de la verdad es la sal en la herida, la criminalización de la verdad nos arrastra al oscurantismo de antiguos regímenes represivos y a la construcción de una posverdad de falsa equidistancia donde los medios de comunicación de masas actúan como agentes sumisos a la mano que les paga, mientras construyen a través de mentiras y manipulaciones un relato donde se legitima la violencia, la represión y la censura como instrumento de un sistema para alcanzar una supuesta seguridad.

La falacia de un sistema policial, disfrazado de democracia, se rompe en unas débiles costuras en su intento de perpetuar un sistema de clases. Bajo el firme pretexto de que todas y todos, feministas, ecologistas, libertarios, anarquistas, comunistas, inmigrantes, independentistas, anticapitalistas, obreros e independentistas somos personas peligrosas para el estado de derecho, terroristas y peligrosos para los poderosos el estado español demuestra que es delito contar la verdad, hablar claro sale caro, el precio de la verdad es el dedo en la llaga, otra evidencia más que confirma como está prohibido pensar, opinar y hacer uso de la libertad.

El artista Pablo Hasél será el primer rapero en entrar en prisión en Europa por el hecho de relatar acciones que el tiempo ha demostrado como verídicas. Una sentencia injusta que supone una humillación a los principios y valores democráticos no solo del artista, sino para cualquier persona o colectivo que pretenda salirse del discurso normativo. Ayer fue Valtónyc, hoy es Pablo Hasél, mañana podemos ser cualquiera. Ante esta situación, solidaridad, organización, compromiso y resistencia.

 

Israel López Marín



jueves, 21 de enero de 2021

Educación Social y Servicios Sociales en tiempos de COVID-19



La situación actual por la que estamos pasando la sociedad dificulta aún más la labor que desarrollamos las y los Educadores Sociales en los diferentes ámbitos en los que trabajamos. Personalmente, cómo Educadora Social en el Programa de Intervención Familiar de Servicios Sociales, nuestro trabajo se ha visto severamente afectado desde el inicio de la pandemia. Cómo Educadora Social de Intervención Familiar trabajo por el interés y el bienestar de las y los menores que conviven en ámbitos familiares disruptivos, menores que presentan problemas de conducta, absentismo y un largo etc., que se puede abarcar en el núcleo
familiar.

Con el confinamiento, muchas de estas familias dieron pasos agigantados hacía atrás viéndose perjudicado meses y meses de duro trabajo. Con el inicio de la llamada “nueva normalidad” nos vimos obligadas a empezar de nuevo con muchas de estas familias e incluso tomar decisiones difíciles de abordar por las situaciones que se habían desencadenado.
Llegado el inicio del curso, muchas de estas familias empezaron a debatir si debían o no debían llevar a sus hijxs a los centros escolares y con ello nuestra labor se intensificó llevando un examen exhaustivo de todas y cada una de las familias con las que trabajábamos para asegurarnos que cumplían con el deber de que sus hijxs acudieran al colegio. A esa dificultad se le añadió la de “madres y padres normalizados” a los que también les preocupaba que sus hijxs asistieran al colegio, por ello trabajamos conjuntamente con todos los colegios para así asegurarnos que los padres cumplían.

Ahora con la llegada de la tercera ola, y con la subida de contagios constante que estamos viviendo son muchas las madres y los padres que han decidido que por el momento no vayan al colegio sus hijxs privándoles de este derecho. Nosotras como educadoras sociales nos vemos en la obligación de informar a los progenitores de las consecuencias que pueden llevar este tipo de decisiones. Nos encontramos en un momento de colapso, de desborde, nos llegan cada día más menores absentistas y nuestra tarea se está complicando cada vez más.

Y ahora te preguntaras, ¿todo esto por qué me lo cuentas? Te lo cuento por qué la Educación
Social es necesaria, es necesaria ahora, aún más si cabe. Te lo cuento por qué también formamos parte de Servicios Sociales y somos una de las piezas fundamentales que junto a
nuestras compañeras trabajamos día a día por todas y cada una de las personas que lo necesitan.


Raquel Nadal Alemany
Educadora Social

jueves, 7 de enero de 2021

Fascismo(S)

Como una de esas películas clásicas de cine de negro donde al final de la misma, las piezas parecen comenzar a encajar una con otra por el arte del birli birloque, mientras una voz en off no deja de repetir eso de: “como no hemos podido darnos cuenta, lo teníamos delante de nuestras narices todo el tiempo”, los acontecimientos sucedidos el pasado miércoles 6 de enero en el Capitolio de los Estados Unidos de América nos debe servir para comenzar a entender que los hechos siempre han estado ahí, que las pistas las teníamos delante de nuestras narices y que de nosotros y nosotras depende que encajen en su forma natural, el fascismo.

Al igual que el capitalismo, el fascismo cobra múltiples formas para adecuarse a esa estructura sobre la cual parasitar. Tal como afirma Umberto Eco, un fascismo que se alimenta de la frustración individual o social reivindica un culto a una tradición excluyente que implica el rechazo a la modernidad. Un fascismo que se basa en el culto a la masculinidad toxica y que difícilmente puede aceptar el pensamiento crítico. Un fascismo de identidad militarista que necesita de héroes sobre los que justificar su leyenda. Al igual que esas viejas películas, me pregunto “como no hemos podido darnos cuenta, lo teníamos delante de nuestras narices todo el tiempo”. ¿De verdad no nos dimos cuenta?

Una turba armada ha asaltado este miércoles el Capitolio de los Estados Unidos de América, enardecida por las denuncias de fraude electoral del presidente Donald Trump, justo momentos después de que su propio vicepresidente, Mike Pence, se negara a rechazar los resultados de las elecciones presidenciales. Provocando que, el Senado fuese evacuado, quedando la Cámara aislada, con los diputados encerrados dentro, rodeados por una multitud armada, tal y como los propios Estados Unidos han venido haciendo hasta ahora, cada vez que el poder popular depositaba su confianza en algún líder no reconocido por los intereses oligarcas del imperialismo estadounidense. Casos como el bloqueo a Cuba o a Venezuela, o el asalto al Palacio de la Moneda de Chile en el año 1973, entre tantos, no han sido más que la precuela de esta cruel película donde los intereses de esta plutocracia juegan su particular guerra de posiciones para mantener sus privilegios de clase vigentes a través de un escenario cada vez más dinámico.

Hace 90 años, 40.000 fascistas alentados por Benito Mussolini recorrieron Italia a pie hasta Roma, armados con palos, para instaurar el modelo fascista que inspiraría después a Hitler y Franco. El 24 de octubre de 1922, en Nápoles el fascista italiano pronuncio la siguiente frase: “Os digo con toda solemnidad: o se nos entrega el Gobierno o lo tomaremos marchando sobre Roma”. El 6 de enero de 2021, bajo la premisa de obtener el poder a través de la fuerza en un manifiesto Golpe de Estado, Trump incitó a la población a marchar hacia el Capitolio para cambiar el curso de una democracia, tal y como han venido desarrollando a lo largo de su historia en cada uno de los rincones del mundo. De verdad, ¿no lo vimos venir? La historia siempre se repite, primero como tragedia, y después como farsa. Y si algo nos han enseñado la historia del siglo XX es como terminan todas estas manifestaciones.

Cuando visten como fascistas, hablan como fascistas y actúan como fascistas, solo pueden ser una cosa, es el momento de que comencemos a llamar a cada cosa por su nombre. Es el momento de dejar de mirar hacia otro lado. No volvamos a repetir eso de “como no hemos podido darnos cuenta, lo teníamos delante de nuestras narices todo el tiempo”

 

Israel López Marín


Crisis Climática y Respuesta Popular

El reciente temporal que azotó España, uno de los fenómenos de DANA más severos del siglo, ha dejado un saldo devastador, con 215 víctimas m...