El patriarcado sigue siendo un obstáculo insidioso dentro del
sistema judicial en Murcia, dejando a las víctimas de violencia y abuso en una
situación de vulnerabilidad extrema. Este sistema de poder, que favorece a los
hombres y minimiza el sufrimiento de las mujeres, se manifiesta en la manera en
que las leyes se aplican de forma desigual, protegiendo a los agresores y
desamparando a las víctimas.
Uno de los casos más escandalosos en Murcia es el de los
empresarios acusados de abuso sexual a menores, quienes han logrado eludir la
cárcel debido a las dilaciones judiciales. A pesar de haber reconocido los
hechos y formar parte de una red de prostitución de menores, estos hombres han
conseguido penas irrisorias que les permiten evitar la prisión. El simple hecho
de que un tecnicismo, como la demora en el proceso judicial, sirva como
argumento para reducir la condena demuestra cómo el patriarcado permea las
instituciones, favoreciendo a aquellos con poder y recursos. Los empresarios
involucrados en una red de explotación sexual infantil han eludido la cárcel.
Aunque enfrentaban penas que oscilaban entre 24 y 56 años, sus condenas se
reducirán a apenas entre cinco meses y dos años por cada delito. Teniendo, únicamente,
que indemnizar a las víctimas con montos que van de 500 a 2.000 euros cada una,
y enfrentar multas que varían entre 450 y 720 euros.
El problema radica en
que el sistema judicial, impregnado por la cultura patriarcal, tiende a
minimizar los crímenes de violencia sexual, especialmente cuando los
perpetradores son figuras influyentes. Las víctimas, por el contrario, son
cuestionadas y revictimizadas, enfrentando un sistema que no les ofrece la
protección ni la justicia que merecen. El poder y el dinero de los acusados
facilitan que sus delitos sean tratados con indulgencia, mientras que las voces
de las mujeres afectadas quedan silenciadas por los tecnicismos y las demoras
judiciales.
Este fenómeno refleja
cómo el patriarcado no solo se manifiesta en la sociedad, sino que está
incrustado en las instituciones, perpetuando la impunidad. Mientras el sistema
continúe favoreciendo a los agresores y minimizando el impacto del abuso sobre
las víctimas, la justicia seguirá siendo una promesa vacía para las mujeres y
niñas de Murcia. Es urgente una reforma que aborde de manera estructural este
sesgo patriarcal para que las víctimas de violencia sexual puedan recibir el
apoyo y la reparación que merecen.
Israel López Marín
Septiembre de 2024