En 1956, la
Organización de las Naciones Unidas adopta el concepto de “desarrollo
comunitario”, como “el conjunto de procedimientos por los cuales los
habitantes de un país unen sus esfuerzos a los de los poderes públicos con el
fin de mejorar la situación económica, social y cultural de las colectividades,
de asociar estas colectividades a la vida de la nación y permitirles contribuir
sin reserva al progreso del país”.
El Desarrollo
Comunitario hace referencia a los procesos de transformación social que
promueven el mejoramiento social y económico de las personas que habitan un
determinado territorio a través del empoderamiento de las mismas. La
comunidad es la propia protagonista del proceso participando activamente en su
transformación.
Es necesario
considerar que todo proceso de desarrollo comunitario tiene sus propias
peculiaridades para que se dé en un determinado territorio. Las
comunidades deben ser conscientes del derecho a participar en las decisiones
que afecten sus condiciones de vida. La participación es un elemento clave,
requiere una intervención de la comunidad en todos los ámbitos para lograr la
mejora del territorio y se debe construir desde la igualdad, sin importar el
sexo, la edad o el origen.
En un
momento donde parece fragmentarse la convivencia a través de la atomización de
las comunidades para que estas pasen a ser meros territorios de coexistencia,
es el momento de volver a poner la atención en la comunidad, en el territorio.
El Desarrollo Comunitario es una acción coordinada y sistemática que, en
respuesta a las necesidades o a la demanda social, trata de organizar el
progreso global de una comunidad territorial bien delimitara o de una
población-objetivo, con la participación de los interesados.
Ante la
fragmentación de la sociedad a través de una “cultura de la inmediatez” basada en la rapidez y en la satisfacción
instantánea en la cual buscamos el deseo constante de la gratificación
momentánea, es necesario volver al establecimiento de las relaciones
interpersonales como construcción de una red social basada en la promoción de
la autoestima y el compromiso de la comunidad y sus miembros con el fin de
volver consciente a la comunidad de su potencial, estimulándola a opinar,
hacerse oír y transformar.
Las
políticas neoliberales que se han venido desarrollando en las últimas décadas
han supuesto una verdadera erosión del Estado del Bienestar. Un claro desgaste
de los servicios públicos, tales como sanidad, educación, justicia o servicios
sociales. Estrategias que suponen la precarización de la población y la
carestía de la vida.
Ante esta
realidad, debemos defender un sistema público de Servicios Sociales de calidad.
Necesitamos invertir en más recursos y dotaciones y con profesionales más
diversos capaces de representar realmente a la diversidad de las comunidades en
las que intervienen. Debemos reivindicar la subida del presupuesto de los
servicios sociales y detener la privatización a la que nos aboca las salvajes
políticas neoliberales. Es necesaria dar una respuesta a un modelo de
intervención que está dejando gente atrás, una clara evidencia de una sociedad
poco decente. Una sociedad decente no debería dejar a nadie atrás.
Para ello,
es importante luchar contra la "violencia
burocrática" que en ocasiones generan las propias administraciones, y
es urgente incluir perspectiva de género en los servicios sociales. Es
necesario invertir en plantillas estables de profesionales de los servicios
sociales y la correspondiente financiación
Servicios
sociales sin un proceso de desarrollo comunitario es un mero mecanismo de
control social, por ello es necesario apostar por claros procesos
participativos con un fin emancipador con, para y desde la propia comunidad.
Israel López Marín
Mayo de 2023