Parece que la
democracia hace aguas, pequeños recodos de debilidad en la que el oportunismo
se abre paso para resquebrajar la convivencia a través del uso de la fuerza y
del privilegio. La Región de Murcia es gran conocedora de diversas historias
donde señoritos y terratenientes durante décadas, y aupados por el poder han
alimentado múltiples quimeras que han hecho que sus intereses perduren en el
tiempo y prevalezcan sobre el resto de la población.
Huele mal en la
comarca del Guadalentin, y esto no es nada nuevo. Macrogranjas, explotación,
precariedad y lucha de clases. Múltiples
ingredientes capaces de hacer saltar por los aires la paz y la convivencia de
una comarca donde la explotación laboral, la discriminación y el racismo se han
convertido en las herramientas para generar la riqueza de unos pocos.
El asalto al
Ayuntamiento de Lorca, no puede hacer más que recordarnos al asalto del
capitolio de EEUU, tan solo un año después de que estas imágenes mostraran al
mundo lo frágil que puede ser los valores de una democracia cuando se rompe el
equilibrio. Un asalto que nos muestra el
musculo de la patronal del sector agroganadero, alimentado por sectores políticos
de la extrema derecha, y blanqueado por los medios de comunicación afines al
poder de la denominada Alt-Right. Cargos de Vox o del Partido Popular alentaron
concentración que como fin tenía el asalto de un pleno municipal en el que se
planteaba la modificación del plan general de ordenación urbana que regula,
entre otras cosas, la ubicación de las explotaciones porcinas y el casco urbano
de Lorca. Un acuerdo que pretendía garantizar los intereses de los pequeños
ganaderos, además de poder hacer frente a la contaminación del territorio y las
filtraciones que producen los desechos y residuos en los acuíferos.
Consenso que estalló
por al aire alentado por métodos de propaganda y comunicación antes vista por
el trumpismo, herramientas de manipulación extrema basado en las mentiras y en
las Fake News. Ganaderos alentados por los señoritos, por los dueños de los
medios de producción y por sectores de la derecha y de la ultraderecha que vieron
en esta tesitura la oportunidad para generar mentiras y confusión.
Una realidad
lamentable, triste, patética y sobre todo, muy peligrosa. Agrupaciones como Vox
o como el PP han justificado este asalto a las instituciones democráticas como
una legítima defensa de los intereses de la población. Una portavocía que se
han adjudicado sin ningún tipo de reconocimiento popular. Sin duda, los
intereses de un gobierno autonómico cómplice de la explotación de una
agroindustria a sus trabajadores y trabajadoras se han visto amenazados. Los
privilegios de clase se han visto cuestionados. Y todos sabemos que cuando los
señoritos ven amenazados sus intereses, no existe institución democrática que
les valga.
La Región de
Murcia requiere de un modelo agroindustrial sostenible. Un modelo compatible
con el medio ambiente, el territorio y las personas. Es necesario sacar a la luz las conexiones
existentes de la ultraderecha, los poderes económicos y los medios de
comunicación. El municipio de Lorca y su población han sufrido recientemente el
trumpismo murciano, una herramienta evasiva que pretende crear un pensamiento
único, un fenómeno que afecta de manera salvaje al presente y al futuro de la Región
de Murcia.
Israel López Marín
Febrero de 2022