Con la
retirada de las tropas internacionales en Afganistán, los Talibanes se han
hecho con el control de la práctica totalidad del país incluida su capital,
Kabul.
En
respuesta a estos acontecimientos, los diversos estados con presencia en Afganistán
han comenzado la repatriación de sus ciudadanos, así como la evacuación de
determinados nacionales afganos cuyo vínculo con las tropas de estos países
ponga sus vidas en riesgo.
Esta
situación, creada con la victoria de los talibanes en Afganistán supone un claro
fracaso de la Comunidad internacional en su apuesta por llevar la democracia a
este país desde la derrota a manos de una alianza internacional del Emirato
Islámico instaurado por los talibanes en Afganistán entre 1996 y 2001.
Toda la
ayuda y colaboración internacional al nuevo gobierno afgano en estos casi 20 años,
a nivel económico, armamentístico, militar, de formación y otras aportaciones
no ha servido para nada, solo para reforzar a las elites corruptas afganas,
demostrando que un Gobierno y una democracia no se improvisan.
La
ausencia de respeto a los Derechos Humanos, de las libertades individuales, de
la igualdad entre mujeres y hombres y la persecución practicada por los
talibanes en la etapa anterior del Emirato Islámico, nos hace presuponer que
las practicas pueden ser similares en la declaración del nuevo Emirato Islámico
en 2021, en donde los avances propiciados en materia de igualdad entre mujeres
y hombres está en riesgo, siendo las mujeres y las niñas las que pueden llevar
la peor parte en la persecución por parte de los talibanes.
El miedo
de la población a las medidas a implantar por los talibanes, está provocando el
que personas y familias estén escondidos a la espera de poder salir del país
desde el aeropuerto de Kabul o por tierra hacia países limítrofes.
El
conflicto en Afganistán cumplió 20 años y siguió cobrándose un número elevado
de víctimas civiles. Tanto los talibanes como otros grupos armados lanzaron
deliberadamente ataques contra la población civil y contra bienes de carácter
civil, en contravención del derecho internacional humanitario. Entre otros
lugares, fueron atacados un hospital de maternidad y varias instituciones
educativas. No hubo rendición de cuentas por estos crímenes, ya que persistía
la impunidad. Las mujeres y las niñas siguieron sufriendo actos de violencia,
hostigamiento e intimidación. Persistió la violencia contra niños y niñas. Se
siguió devolviendo a Afganistán a personas afganas solicitantes de asilo, sobre
todo desde Irán, donde algunas de ellas habían sufrido ataques de las fuerzas
de seguridad iraníes. El gobierno afgano estableció una comisión conjunta para
la protección de los defensores y defensoras de los derechos humanos y
activistas de la sociedad civil en Afganistán bajo la presidencia del
vicepresidente segundo del país, Mohammad Sarwar Danish, formada por activistas
y por miembros de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán.
Agosto de 2021