“Gracias
a todos los trabajadores y clientes de Amazon... ¡Vosotros habéis pagado todo
esto!”, apuntó entre
risas el hombre más rico del mundo. Sin tapujos, sin pudor, claro como el agua.
Estas fueron las palabras de Bezos, fundador de la compañía Amazon, tras su
regreso de la travesía espacial.
El actual hombre más rico del mundo se
jacta de haberse permitido el lujo de realizar un paseo espacial gracias el
esfuerzo de sus trabajadores. La plusvalía de sus trabajadores y nuestros
servicios como clientes de la poderosa red de comercio, a costa siempre del
comercio local, ha permitido que el magnate de las ventas por internet pueda
costearse la friolera cifra de 28 millones de dólares.
La concentración de la riqueza en manos
de una minoría ha alcanzado niveles nunca jamás conocidos en la historia de la
Humanidad. Mientras Jeff Bezos viaja al espacio, sus empleados sufren unas
condiciones precarias en Amazon. Mientras se destruye el comercio local, el comercio de proximidad,
los trabajadores de Amazon viven dentro de los almacenes maltratos y despidos
injustificados.
Mientras Amazon y su presidente hacían
miles de millones durante esta crisis, empleados trabajadores fueron obligados
a soportar condiciones que no eran seguras y sufrieron represalias por expresar
estas inquietudes. Mientras el multimillonario agradeció a sus trabajadores por
pagar su viaje al espacio, sus trabajadores han protestan por las malas
condiciones en que se encuentran.
Abramos los ojos, no nos roba el trabajo
las personas migrantes, nuestro trabajo nos lo roba el empresario que se queda
con nuestra plusvalía. Ese empresario que, de manera sutil, o no, nos dice eso
de “si trabajáis duro y os esforzáis,
quizá vuestro jefe pueda ir al espacio algún día”.
Julio de 2021.